Intoxicación y Enfermedad

En el proceso de intoxicación del organismo podemos hacer una comparación muy práctica. Hagamos un lago y a este le ponemos peces, el lago se queda con la misma agua o le están entrando agua de mala calidad, los peces que al principio nadaban con facilidad, que se podían recrear además de procrear y que veíamos con la transparencia del agua, al cabo de los días, ésta se va descomponiendo, se vuelve turbia, el agua pierde oxígeno, le crecen algas o lama en su interior, va a coger mal olor, los peces van a nadar con más dificultas, van a empezar a procrearse menos y ante la falta de oxígeno, empiezan a morir y cada vez menos peces por la turbidez del agua.


En el cuerpo humano, sucede algo semejante con nuestras células, nacemos con un organismo prácticamente limpio, donde hay una gran vitalidad que vemos en los niños, un color fabuloso, una energía, una calidad de tejidos y con el paso de los años, este cuerpo que va creciendo, va requiriendo más nutrientes por el mismo crecimiento y desarrollo de los tejidos, se va viendo empantanado por muchos factores, la célula nada en un espacio extracelular, dicho espacio que es la matriz, se va llenando de “toxinas”, resultado de la alimentación incorrecta. Estas toxinas a su vez se van almacenando en diferentes partes del cuerpo, unas por el exceso de alimentos, pueden convertirse en depósitos de grasa, lo que es la obesidad; las otras se pueden acumular en otros órganos y en el mismo espacio extra celular. La toxicidad que se va presentando, va alterando dicho espacio al volverse ácido y en este espacio ocurren varias situaciones: Una, se produce irritación de las terminales nerviosas y aparece el dolor. Dos, ante la falta de intercambio de nutrientes, la célula puede presentar microinfartos, al igual que el tejido; es la muerte celular y se presentan lesiones localizadas en algunas partes del cuerpo. Hay un tema bien interesante que explica gráficamente dicho problema; es el tema de la proteosaurismosis o proteotesaurismosis, este estudio nos muestra cómo las proteínas de tipo animal producen una gran congestión del espacio extracelular impidiendo un correcto intercambio de nutrientes, impidiendo un adecuado intercambio de oxígeno, y todos éstos van desencadenando acidosis, falta de oxígeno, microinfartos, muerte celular; esto afortunadamente ha sido demostrado y es otro de los estudios que le demuestran a la ciencia médica y a las diferentes facultades de la medicina, la importancia de incluir en las cátedras la nutrición. Si no entendemos que la nutrición, es el báculo, el estandarte, el soporte de nuestra salud, nunca podremos entender la forma de manejar al enfermo, porque seguirá siendo inconcebible el manejo de enfermedades como la hipertensión, la arterioesclerosis, las úlceras varicosas, la gangrena, la claudicación intermitente y muchas otras enfermedades que de una u otra manera afectan el sistema circulatorio sin el complemento nutricional. Es fundamental, es ilógico que la materia prima de nuestro organismo como es la comida se vea cada día más afectada cuando aparecen alimentos más industrializados.



¿Creen ustedes que cuando van al supermercado y ven un juguito en caja con sabor a lulo, piña o mango, están tomando realmente jugo de esa fruta? Hagan el ensayo en sus casas, hagan un jugo y no lo toquen de un día para otro a ver qué sucede. Sin duda se ha vinagrado, se ha oxidado; lo mismo sucede con las verduras. Es necesario agregar a esos alimentos que nos venden en los supermercados, para que puedan conservarse entre 5 a 6 meses o más sin descomponerse, nitratos, nitritos, preservativos de toda índole que el organismo no es capaz de eliminar adecuadamente y terminan convirtiéndose en factores cancerígenos. Cuando hablo de oxidación de nuestros tejidos, un ejemplo claro nos lo muestra el banano, la manzana, el aguacate después de ser abiertos, en corto tiempo con el contacto del oxígeno éstos adquieren un color grisáceo o negruzco gracias a la cantidad de oxígeno que está entrando en contacto con sus partículas y oxidando a estas frutas como la manzana, el aguacate, el banano le agregamos jugo de limón que es un gran antioxidante, no sucede este efecto de oxidación en las frutas, no adquieren ese color negruzco.



A nuestro cuerpo necesitamos agregarle algo para que no se oxide, necesitamos darle vitaminas, minerales, fibra y agua; voy a colocar nuevamente un ejemplo: Ustedes después de un largo viaje lavan el carro, lo brillan, le revisan el aceite, el agua, las llantas, y le hacen mantenimiento.



¿Alguna vez al cuerpo le hemos hecho esto? Cuántas veces nos quitamos la camisa para meternos debajo de un carro, sin importar la piel, más importante es la camisa que la piel, ¿Cuántas veces hemos hecho mantenimiento a nuestro cuerpo? ¿Tiene usted 20, 30, 40 años o más? ¿Ha reflexionado realmente acerca de su salud y del manejo que le está dando a su cuerpo? ¿Sobre la limpieza, la desintoxicación que tenemos que hacerle a nuestro organismo?. Esto es muy importante. Para hacerle mantenimiento al carro, utilizamos cepillo, un balde, trapos, jabón, agua y de pronto, algunos aditivos; en comparación al cuerpo, ¿Qué necesitaríamos para hacerle mantenimiento? Vitaminas, minerales, fibra, celulosa, agua, es ahí donde nosotros tenemos que pensar en estos elementos. ¿Cómo voy a limpiar mi organismo? ¿Cómo voy a sacar todas esas toxinas? ¿Está la acidosis adentro de nuestro cuerpo rodeando las células? ¿Cómo voy a hacer para desdoblar esas proteínas de tipo animal que se han adherido a las paredes, representadas, por ejemplo, en las grasas saturadas, que son las derivadas de animales y forman el colesterol malo, forman la “arterioesclerosis”, los “trombos”?, allí es donde nosotros tenemos que reflexionar y tomar de la mano lo que necesita nuestro cuerpo en el proceso de desintoxicación como la vitamina C, la E y la A. Hablar de estas tres vitaminas, es hablar de prevención del cáncer, es hablar de desintoxicación, es hablar de liberación de todas las toxinas de nuestro cuerpo; sabiendo manejar las dosis indicadas, claro está. Con esto, no pretendo decirles a ustedes los lectores, que corran o que vayan a una farmacia a comprar grandes dosis de estas vitaminas, lo que pretendo es que entiendan que la naturaleza nos ofrece las suficientes fuentes nutricionales. Basadas en estas vitaminas que encontramos en grandes proporciones en las frutas como la papaya y la uva, frutas ideales para hacer un ayuno o una desintoxicación. Para limpiar nuestro cuerpo necesitamos de agua y de una buena cantidad de fibra, de celulosa para el barrido intestinal, para que las evacuaciones aumenten en cantidad y en número de veces. ¿Dónde las encontramos? En las mismas frutas, por eso nosotros tenemos que pensar que nuestro cuerpo necesita de mantenimiento y de cuidado, de una limpieza como lo hacemos al vehículo.



Muy difícilmente vemos un animal enfermo comiendo; siempre entran en ayuno. Lo mismo sucede con el cuerpo humano; lo ideal sería que ante cualquier proceso patológico el organismo parase de comer, entrara en un ayuno y pudiera de esta manera, con las fuentes suficientes de vitaminas, de minerales, de fibra y de agua, hacer un barrido, una limpieza, hacer una desintoxicación y lo más importante, un descanso: de esta manera como en el ejemplo del lago y los peces, nosotros podríamos limpiarlo, cambiar el agua, limpiar las paredes y obtener nuevamente su cristinalidad.



En el cuerpo humano podemos conseguir una adecuada limpieza con un ayuno de desintoxicación; cuando nosotros limpiamos el cuerpo, estamos corrigiendo la acidosis y el organismo inmediatamente responde ante este descanso y esta limpieza.



Hay alimentos que refrescan y hay alimentos que congestionan nuestro cuerpo; los que refrescan son los crudos en estado natural, sean las frutas, las semillas de árboles, los tallos, hojas verdes y algunas raíces. Este tipo de alimento es formador de vitaminas, de minerales, de fibra y ayuda a limpiar el organismo; pero todo alimento cocido, exigiendo prolongado esfuerzo digestivo, congestiona las mucosas del estómago. Aprovechemos los alimentos tal y como han sido dados por la naturaleza, vitalizados y cargados de energía por la acción del sol, “cocinero incomparable, que comunica vida a cuanto se pone bajo su acción”. La cocina del hombre mata, desintegra y degenera los alimentos; la cocina de la naturaleza vitaliza, acumula energías y sazona los frutos que ofrece al hombre. Hay estómagos tan degenerados que no soportan alimentación cruda como sucede al alcohólico, que no soporta el agua fresca y cristalina de la fuente; en estos casos, para realizar una reforma alimenticia debe procederse con prudencia, empezando por cambiar el desayuno, luego el almuerzo, y luego la comida, y antes de un mes, se habrá logrado aceptar el cambio de régimen.



Las frutas frescas os secas como las pasas, las ciruelas o las semillas de árboles, como nueces, almendras, avellanas y las ensaladas de lechuga, repollo crudo, apio u otra análoga, deben constituir el único alimento por épocas.



Hay en la naturaleza múltiples bondades en cada una de las frutas, de ahí que existan compendios enteros de la frutoterapia. También mezclas fabulosas de verduras que mejoran la función inmunológica; por ejemplo, en casos de procesos gripales, la mezcla de zanahoria, cebolla, apio y limón en sopa para mejorar esos procesos virales.



Debemos comer para vivir, no vivir para comer. Vivimos intoxicándonos y morimos envenenados, la población está cada día pendiente de las horas de comida y se despreocupa de su eliminación intestinal, salvo que le apure el cuerpo; sin embargo, para mantener la salud es más importante desocupar el intestino que ingerir alimentos, porque el ser humano puede vivir muchos días sin comer y no puede estar 24 horas sin evacuar su intestino porque se envenena; aunque nada se coma, cada día debe evacuarse un litro de bilis. Los cuerpos que no eliminan sus impurezas se intoxican fatalmente. Pasados los 50 años en el ser humano, la salud es producto de la desintoxicación, siendo la vida actividad nerviosa y dependiendo esta potencia de la pureza de la sangre; se comprende la importancia que tiene el purificar el fluido vital con activas eliminaciones cada día. Insisto en este tema, porque cada día son muchas más las personas que padecen del estreñimiento y jocosamente dicen ir al baño cada tres, cuatro o más días. En el hombre sólo existen tres causas reales de muerte: Accidente, vejez o intoxicación. De este último factor se desprenden todas las enfermedades

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